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26.1.16

Así (de mal) hablan los políticos











 La forma de hablar de funcionarios y dirigentes es, en general, enrevesada. No dicen lo que en verdad quieren decir, incurren en vaguedades y le atribuyen a las palabras significados que no tienen. Sin capacidad crítica, la prensa reproduce e incorpora expresiones de ese lenguaje artificioso. 

Los políticos destrozan el lenguaje para prevenirse de, algún día, más allá del Arco Iris, decir algo con verdadero sentido. La frase es del psicoanalista cognitivo estadounidense Steven Pinker, autor de The Sense of Style. A veces lo hacen deliberadamente, como cuando el secretario de Estado de EE. UU., John Kerry, anunció que Barack Obama “tenía el deseo de intentar ver de qué modo podemos hacer algunos esfuerzos con la finalidad de facilitar las cosas”. Para Pinker, la frase se abrevia en “el presidente quería ayudar”.
Contra lo que se generalmente se cree, el lenguaje académico de las universidades y el leguleyo de los abogados y jueces no son abstractos y sofisticados por la complejidad de sus conceptos. Según Pinker, el academese, como nombra a ese estilo, responde, entre otras razones, al instinto de autodefensa. Las sentencias judiciales y los contratos son ilegibles porque se busca así resguardarse de cualquier planteo en contra, y los textos académicos, de cualquier crítica. Es difícil hallar en un escrito totalmente incomprensible algo particularmente reprochable.
La forma de hablar de los políticos puede asimilarse a ese estilo. En Cómo descifrar lo que dicen los políticos, Robert Hutton escribió en The Guardian que “no es que no quieran ser lúcidos ni parecerlo, es que hablar de ese modo es su atajo para no caer en errores”. 
Los políticos hablan como los jugadores de fútbol “a pie de campo” (“Somos once contra once”), advierte Miqui Otero en El País, o como el extraño jardinero de la novela de Jerzy Kosinski, Desde el jardín, que, pese a conocer solo de plantas, llega a ser asesor de la Casa Blanca precisamente por su capacidad de hablar en forma vaga.
Para Otero, el Lope de Vega de esta retórica quizás sea Jordi Pujol, expresidente de la Generalitat de Catalunya, que, en una conferencia en la Universidad privada Ramon Llull en 1995, dijo: “La financiación de los partidos es un misterio, pero un misterio de aquellos que no son misterio, porque están muy claros, pero que siguen siendo un misterio”. 

Puro chamullo

Ese mismo estilo vaporoso y enrevesado suele escucharse en las entrevistas radiales y televisivas a políticos locales. Un funcionario declaró que el Gobierno “siempre [está] buscando la posibilidad de que la articulación y la eficiencia vaya[n] permitiendo que podamos hacer  las cosas que realmente la gente está demandando en cada comunidad”.  Más allá de que articulación no es sinónimo de coordinación, la frase es puro chamullo. Lo que dijo es que “el Gobierno busca hacer las cosas que demanda la comunidad”. Bueno, lo que todos, en mayor o menor medida, esperan de un gobierno.
La perífrasis durativa estar + gerundio es un rasgo distintivo de los discursos de los políticos y funcionarios locales. Abusan también de ella los periodistas deportivos, cuando anuncian que tal equipo “se estará enfrentando” con tal otro o que tal torneo “se estará disputando” en tal lugar. Estar + gerundio presenta la acción en el curso de su desarrollo, por lo que es incorrecto en enunciados como *El equipo estará viajando mañana a Santa Fe.
Abundan últimamente los anuncios de “trabajo en conjunto”. Aparte de que es una forma artificiosa de hacer referencia a la colaboración entre organismos en una determinada tarea, la locución adverbial “en conjunto” no es equivalente a “conjuntamente” o “mancomunadamente”. “En conjunto” significa ‘en su totalidad, sin atender los detalles’ (El espectáculo me pareció en conjunto muy atractivo). Aún así, la expresión se reproduce sin reparos en la prensa, con lo que quizá resulte  conveniente que los periodistas aprendan a consultar el diccionario.
En el neolenguaje político y burocrático,  posicionar es sinónimo de ubicar. Por qué decir La provincia se posiciona octava en cantidad de muertes por accidentes viales, si lo adecuado es “se ubica”. Posicionar es ‘postura, actitud o modo en que alguien o algo está puesto’; ‘categoría o condición social de cada persona respecto de las demás’; ‘situación o disposición’; ‘actitud o manera de pensar, obrar o conducirse respecto de algo’. Ubicar es ‘situar o instalar en determinado espacio o lugar’, ‘colocar (‖ acomodar en un empleo)’; ‘hallar (‖ dar con lo que se busca)’, ‘estar en determinado espacio o lugar’; ‘obtener un buen puesto en un concurso’.

Una cosa es una cosa…

No son pocos los que usan erróneamente extranjerismos en su afán de parecer cultos. Es el caso de racconto, en vez de resumen, en algunos casos, o de balance, en otros, o lo que es peor, como equivalente de recuento.
Racconto es un vocablo italiano que significa ‘recuerdo’. Es una técnica narrativa que consiste en volver al pasado. El relato va progresando en forma lineal hasta llegar al punto de partida de la historia, que es el momento del recuerdo.
La técnica es usada en literatura, en el cine y en las series de televisión. Pedro Páramo, de Juan Rulfo; la serie Lost y los filmes Titanic y El curioso caso de Benjamin Button son ejemplos donde se usa el racconto como técnica narrativa.
En momentos en que el fenómeno de El Niño da que hablar, funcionarios y periodistas insisten en confundir clima con estado del tiempo. El Diccionario de la lengua española dice que clima es el ‘conjunto de condiciones atmosféricas que caracterizan una región’. Es una región de clima muy cálido y torrenciales lluvias. En cambio, tiempo es, en la acepción que interesa aquí, ‘estado atmosférico’. Hace buen tiempo.
Si decimos que hoy llueve en Corrientes, hablamos del fenómeno atmosférico, objeto de estudio de la meteorología, mientras que si decimos que en el oeste de la provincia las lluvias son escasas, nos referimos a las condiciones atmosféricas propias de la zona, objeto de estudio de la climatología.
De este modo, es el estado atmosférico favorable o desfavorable –el buen tiempo o el mal tiempo– el que en general incide en la realización de, por ejemplo, eventos al aire libre y no el clima, que se establece con información estadística del tiempo atmosférico (temperatura, humedad, presión, vientos y lluvias) durante un período de al menos 30 años.
Otro error generalizado en el lenguaje burocrático y muy extendido en la prensa es la elisión de los artículos definidos. Por ejemplo, se impuso el uso de Nación,  sin artículo, en referencia al Poder Ejecutivo Nacional o al Gobierno nacional: *Nación lanza un plan para desendeudar a las provincias. Esta forma es impropia y hasta de mal gusto. Es: La Nación lanza un plan para desendeudar a las provincias.
Del mismo modo, se omiten los artículos definidos en las siglas: *DPEC optimiza el servicio. Es la DPEC, porque es la Dirección Provincial de Energía de Corrientes.
En Corrientes, por asimilación con el CAPS (Centro de Atención Primaria de la Salud), se dice *el SAPS. Es un error porque la expresión abreviada es Sala de Atención Primaria de la Salud, por lo que lo correcto es la SAPS.
El género de las siglas se define por el género de la palabra que constituye el núcleo de la expresión abreviada. Así es la Anses, porque es la Administración Nacional de Seguridad Social, y no *el Anses, como dicen algunos ministros y periodistas.

Atentado con haber

Si de atentar contra el lenguaje se trata, los que usan hubieron cumplen cabalmente con ese cometido. Haber, como impersonal, denota presencia o existencia de lo designado por el sustantivo que lo acompaña. Es estos casos, es invariable en número, puesto que el sustantivo es complemento directo, no sujeto. Por tanto es incorrecto decir *Hubieron varios heridos graves. Lo correcto es Hubo varios heridos graves.
Del mismo modo, es habrá sesiones extraordinarias y no *habrán sesiones extraordinarias.
En caso de que haber forme parte de una perífrasis con, por ejemplo, ir + a, este debe permanecer invariable: El ministro dijo que va a haber reuniones con los sindicatos. Y no que *van a haber reuniones, como suele escucharse.

El machismo no es solo cosa de hombres

En lo que fue la defensa del androcentrismo más recalcitrante, una concejala de la ciudad de Corrientes corrigió a un periodista en una entrevista radial por llamarla así, concejala. A su entender, ella es concejal porque así lo determina la Constitución y, en consecuencia, objeta el uso del femenino, según intentó explicar.
La entrevistada es mujer y desempeña el cargo de legisladora municipal, por lo tanto es válido llamarla concejala o edila, del mismo modo que a la mujer que ocupa el cargo de juez se le dice jueza; a la que ocupa un Ministerio, ministra; a la que asume en la Intendencia, intendenta, y a la que llega a la Gobernación, gobernadora.
El argumento de la concejala es fácilmente refutable y así quedó demostrado con la réplica del periodista. La Constitución tampoco habla de gobernadora, sin embargo eso no será óbice para que, en caso de que alguna vez en Corrientes una mujer ocupe ese cargo, se la llame gobernadora, como se la llama a las que gobiernan otras provincias del país, y no la gobernador.
Es lamentable que una mujer se atenga a las formas impuestas en un texto constitucional seguramente redactado en su mayoría por hombres y no observe que la lengua –aunque a veces en forma lenta– acompaña los cambios sociales y, en consecuencia, en estos tiempos, ya no es válida la acepción registrada en el Diccionario de, por ejemplo, jueza como ‘mujer del juez’.   

El problema de problemática

Según la visión de los organismos gubernamentales, los problemas ahora son problemáticas y los temas, temáticas. Los periodistas incorporaron la misma visión e infestan los artículos con esas palabras, quizá porque entienden que decir problemática en lugar de problema los hace parecer más letrados.
El Diccionario dice que el sustantivo  problemática es ‘conjunto de problemas pertenecientes a un ámbito y actividad determinada’. Y temática, ‘conjunto de los temas parciales contenidos en un asunto general’.
En la prosa policial, la impericia verbal de los “uniformados” y la nula capacidad crítica de los periodistas facilitaron la asimilación de ver con visualizar. Según el DRAE, la palabra visualizar (o visibilizar) significa ‘representar mediante imágenes ópticas fenómenos de otro carácter; p. ej., el curso de la fiebre o los cambios de condiciones meteorológicas mediante gráficas, los cambios de corriente eléctrica o las oscilaciones sonoras con el oscilógrafo, etc.’ y ‘hacer visible una imagen en la pantalla de una computadora’.
Por lo tanto, no debe usarse como sinónimo de ver, como en *Los agentes visualizaron a los ladrones a unas pocas cuadras y los detuvieron. El verbo visualizar sí sería apropiado en  caso de que se comprobara fehacientemente que los policías de estos lares son robocops.

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